martes, 6 de septiembre de 2011

Diario de alguien que no puede dormir, o cómo desvariar sin llegar a parecer un loco - No puedo dormir.

Hay montones de personas que les pasa, ¿verdad? No parece algo grave. Es más, normalmente para las personas que lo padecen, no lo es. Lo verdaderamente grave es aquello que nos produce insomnio, esa pesadilla que está tan arraigada a nosotros que por mucho que nos zarandeemos no se nos despega, como las pulgas de los perros. Esa sombra que todos tenemos, que cada vez se alarga más y mas, y nos sigue allá donde vayamos; esa bola en el estómago que nos lo revuelve y nos da malestar; esa carga que pesa como cien pianos atados y arrastrados con los cojones; esa mentira que debes guardar para no decepcionar ni destruir a tu gente.

He estado mirando en wikipedia, y hay tres tipos de insomnio: El de pa acostarse, el que te despierta a mitad de la noche, y el que hace que te levantes demasiado temprano. Yo padezco el primero, y eso provoca que por las mañanas me cueste un trabajo infernal levantarme a la primera. Je, ni a la primera, ni a la segunda,... a todos nos gusta remolonear en el catre, ¿verdad? estar dando vueltas dentro de esas sábanas calentitas y acogedoras. No nos gusta pasar frío al salir para lavarnos la cara, ni tampoco ir andando a nuestros respectivos lugares de trabajo y/o estudio. Preferimos quedarnos con el pijama hasta las 5 de la tarde, que nos vestimos para ver un rato a los amigos/as y/o novios/as. Para despejarnos, vaya. Pero así no va España p´alante.

Cuando uno tiene mucho tiempo libre, le da por pensar. Cosas originales, cosas ya muy manidas, sentimentalismos, barbaridades, cosas agradables,... y desagradables. ¿Nunca os ha pasado que no queréis pensar en algo y cuanto más lo intentáis, más pensáis en ello? Es una sensación muy claustrofóbica no poder librarte de tu propia mente, de tus propios pensamientos... como esos sueños en los que te persigue un escorpión gigante y no podéis correr, tenéis los pies paralizados, o sencillamente vais a cámara lenta mientras el escorpión os observa y se acerca lenta e irremediablemente...

Una mentira puede llegar a convertirse en el escorpión más gordo de la historia de los escorpiones gordos. Rezad para que no os pille en un sueño. Para mí, ya es demasiado tarde. Lo veo venir... y el muy cabrón sonríe. Yo lo espero, no corro en dirección contraria. ¿Para qué? es un callejón sin salida. Igual si lo observo durante suficiente tiempo, se me ocurre un plan de fuga... o de ataque. He jugado a demasiadas aventuras gráficas como para turbarme ahora. El problema es que no tengo objetos en el inventario, ni el escorpión está por dialogar...

Solo espero no volver a caer en el mismo error otra vez a lo largo de mi vida. Nunca más debo esconderme de mis errores. Debo aceptar lo que soy y lo que hago, y no ocultarlo. En tres palabras: Dar la cara.

Pero el muy cabrón sigue sonriendo. Sabe que ha ganado esta ronda, pero yo no muero tan fácil. "Bicho malo, nunca muere"; Y como dijo Mónica Naranjo, "Sobreviviré".


Moraleja: Niños, no digáis mentiras. No por tener contentos a vuestros padres y amigos, ni por ser mejores personas. Hacedlo por vuestra salud mental y por vuestra tranquilidad espiritual. De nada.

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