lunes, 27 de junio de 2011

Sobre el individuo moderno.

La estructura de comportamiento del tendencioso ciudadano-estado es preocupante. Camina en el plano de lo individual hasta su futura emancipación primaria, la familia. Cuando llega el resultado final de la maduración de su proceso evolutivo procede a determinar su condición imagen-social proyectada como una forma de reconocer su propia trascendencia en el contexto micro-mundial del que se rodea.

Una vez se encuentre enmarcado en el proceso de confiscación de su intelecto se le otorga un reconocimiento y status psicológico-social a través de su actividad remunerada. Habrá en este punto que referirse a los que procesan una conducta desinteresada sobre la adquisición de remuneración económica por actividad. Otros, procesan una cosmogonía algo desfasada a pesar de la demostrada falta de credibilidad de sus principios más mitológicos.

La maduración se divide en segmentos de comportamiento, lo más primitivo será la consecución de una descendencia, son animales después de todo. Si bien es cierto, existe cierta tendencia a mitificar su propia figura, de esta manera, solventan la traba que les supone verse como animales y que sus actos carezcan de una refutación mayor basada en el entramado organizativo interno. Después del intento de progenie su actividad comienza a decaer hasta la consecución de su muerte.
Las consecuencias son fatales, no desarrolla su intelecto indefinidamente, tampoco desarrolla una capacidad apta para comprender el mundo que le rodea. Como un animal que carece de razonamiento más allá de sus condicionados intereses valora los hechos, y en ellos se ve potenciado por la aceptación del grupo. Este es el comienzo de una organización primaria, fundamental en su desarrollo como individuo, la cual en su base está alterada o falseada por su propia negación, saboteando su libertad creativa para verse acompañado por un grupo a lo largo de su etapa vital.

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