miércoles, 22 de junio de 2011

Prejuicios podridos

Muchas veces me he topado con situaciones injustas, con prejuicios absurdos e innatos. Pero lo que veo día a día, de vuelta a mi pueblo, es una vergüenza. Sí, siento vergüenza ajena de mi gente, de mi pueblo, con sus mentes tan obtusas y sus costumbres tan arraigadas y estúpidas.

Son prejuicios tan arraigados en mi pueblo que ni siquiera los entiendo. No entiendo el por qué de "huir" del asiento que ha tomado aquella persona de piel oscura. ¡Y para colmo no le dejan sentarse en el asiento vacio de al lado del autobus! Yo, sinceramente, me lo pensaría de buena gana. ¿Qué pasaría si estuvieramos en un país donde lo normal es ser mulato? Tú eres blanco, ¿Te gustaría que te trataran de la misma manera?

Pero no, nuestros prejuicios son siempre injustos e irracionales. Tan injustos, que algún día pagaremos por ello. Y es que, a ellos, se les suele ver distraidos o con alguna sonrisa casi decente. Pero muchas veces pienso en el infierno por el que deben estar pasando. No hace mucho estuve en un congreso internacional, nos pusieron un video sobre los inmigrantes que consiguen llegar a España y los que no, los que mueren en el camino. Pues bien, después de que nuestro protagonista soñara con viajar a España, a un lugar mejor, este tras duras peleas de papeles en la mafia y ahorros, consigue embarcarse en una patera, la misma en la que se tirará más de un mes, sin poder beber apenas ni comer. Y si tienes suerte, sobrevivirás. Si no, mala suerte.

Y así es como ellos llegan aquí, y siguen encontrándose con otro infierno -no encontrar trabajo, no encontrar un alquiler donde le acepten, vivir en la calle...- del cual ya es muy dificil salir. Nosotros, los de mi pueblo, sin embargo los vemos como a ladrones, chusma, bazofia, maltratadores, abusadores de niñas, y quien sabe qué más pasará por la cabeza de esa gente.

Así es, queridos amigos, como hemos olvidado que nosotros fuimos también un país emigrante.

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