La segunda noche del día ha llegado. Noto un vacío punzante en mi interior. Me indica que debo ponerme manos a la obra. Hace un poco de viento. Estupendo. Así, será mas fácil ser sigiloso.
Este árbol ya lo tengo mas que revisado. Además, estas hojas naranjas y moradas tan secas no son apetecibles para nadie, tan amargas y pinchudas como una zarza. Sin embargo, aquel sauzón tan azul…
Me aproximo desde el tronco, al ritmo del viento, como si fuese una manta a la deriva, una trepadora… y lo veo. Un jugoso Estrepotíleo, rechoncho, saludable... y con nido incluido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario